En una época de menguadas identificaciones, el autor de estas crónicas -en nada censurables- declara su pertenencia a una ciudad y a un paisaje. Sobre tal convicción expone su perspectiva respecto de modos y gustos de vivir, así como de las consideraciones que le sugiere la conducta contemporánea. 

Tienen parte y asiento en los presentes escritos la ruralidad y lo citadino, el recuerdo y la crítica social, la humildad de algo y la magnitud de necesarias soluciones. Pero a esos materiales de construcción se les suministra una mezcla de ironía y de sarcasmo, verdadera argamasa de las denuncias emprendidas. Por momentos, se percibe al autor emparentado a otros fiscales de lo público: César Cascabel (Raúl Simon), Jenaro Prieto y, más próximo, Guillermo Blanco, quienes mantuvieron la acción benéfica de mirar el mundo con simpatía, aun cuando esa presencia del buen humor en nada diluyó las tintas y valentía de sus críticas. 

Juan Antonio Massone

Miembro de Número de la Academia Chilena de la lengua 

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